Las casas se construían como
lugar de refugio antes las
inclemencias, no con la idea
de pasar el mayor tiempo
dentro de ellas, con lo que
su construcción era modesta,
sin ningún lujo.
Casa de
rural
Solían
ser cuadradas. Generalmente tenían una
sola habitación en la que por la noche
convivían tanto animales como personas
separados en dos niveles.
Estaban
construidas con muros de carga, bien de
adobe, bien de piedra. Sobre los muros
se colocaban vigas de madera y sobre
éstas, ramas entretejidas que se cubrían
con tierra o arcilla y se prensaba con
un rodillo (pisón). Este tipo de
construcción necesitaba que en tiempos
de lluvia fiera reparado para evitar las
goteras.
La azotea
solía tener un pequeño pretil al que se
le aplicaban orificios para que el agua
de lluvia pudiera drenar. Se tenía
acceso a ella a través de una escalera
de obra o escala de mano, siendo más
frecuente la primera ya que la azotea
era utilizada en la vida cotidiana:
dormir en verano, como almacén, para
secar frutos y otros alimentos... Con
frecuencia tenían en uno de los rincones
un orificio para que saliera el humo
cuando se cocinaba en el interior de la
casa.
Los huecos
de puertas y ventanas eran pequeños. Las
más de las veces las puertas eran bajas
y estaban construidas generalmente con
madera de sicomoro. Las ventanas eran
escasas y pequeñas y estaban situadas en
la parte alta de la casa y estaban
provistas de barrotes de madera; por
ellas entraba la luz pero desde fuera no
se vía el interior, preservando de ese
modo la intimidad y seguridad de la
familia.
El suelo
estaba hecho de adobe que se aplanaba
hasta quedar la tierra totalmente
compactada. Otras veces se realizaba una
mezcla de barro y cal.
Casa de
pueblo y/o ciudad
Las casas
se unían entre sí; así se lograba más
protección y se ganaba terreno para los
cultivos. Se situaban generalmente
alrededor de una fuente o pozo comunal,
formándose una plaza. En su perímetro se
situaban casi todos los artesanos y
también el mercado.
Las
viviendas eran igual que las rurales en
cuanto a su construcción. Es decir, una
sola pieza con dos niveles. En ocasiones
tenían dos o tres piezas y todas ellas
estaban situadas en torno a un patio
central. Bajo el mismo techo vivían
hombres y animales, los primeros en la
zona elevaba a la que se accedía por una
pequeña escalera. En las azoteas a veces
se edificaba una habitación, una especie
de ático para trabajar tranquilamente
resguardado del sol o para hospedar a
alguien.
Los que
podían permitírselo construían las casas
a la griega, es decir, con un atrio
delante, cerrado por una gran puerta
ante la cual presta servicio un portero.
Desde el patio se entra a las
habitaciones bajas, dispuestas en torno
a él a ambos lados, en forma de U, o un
pabellón frente a otro; por escaleras
externar se llegaba a las habitaciones
del piso superior. Frecuentemente en el
centro del patio se encontraba el aljibe
o cisterna que recogía el agua de la
lluvia.
Las
ventanas, igual que en las rurales, se
encontraban en la parte superior de la
casa. Cuando eran más bajas o por su
posición podían ser vistos desde fuera
estaban provistas de celosías. En las
casas que podían permitirse tener piso
superior estaban dotadas de miradores,
cuyas ventanas también tenían celosías.
El suelo
en las casas humildes era igual que el
de las casas rurales. En las de los
vecinos de mejor posición tenían
empedrado y solamente en las casas con
el nivel económico más alto los suelos
podían estar hechos con piedra labrada e
incluso con mosaicos, esto último clara
influencia romana.
En la
puerta de la entrada, en la jamba
derecha y a la altura de los ojos se
colocaba la "mezuza"
dentro de un pequeño receptáculo sagrado
que guardaba el "Shemá", fragmento del
Deuteronomio enrollado que dice así:
"Escucha
Israel, el Señor es tu Dios, el Señor es
uno. Amarás al Señor con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todas tus
fuerzas y al prójimo como a ti mismo.
Haz esto y vivirás. Enséñalo a tus
hijos. Colócalo en las palmas de tus
manos y en las jambas de las puertas.
Recítalo cuando te acuestes y te
levantes, cuando entres y cuando
salgas..."
Cuando los
judíos entraban y salían de las casas
(aún siguen haciéndolo) besaban la
Mezuza y luego llevaban el beso a la
frente y el corazón.
Mobiliario y enseres
El
mobiliario era muy rudimentario.
Consistía en esteras y almohadones que
se utilizaban para sentarse durante el
día y para dormir por la noche,
abrigándose con un manto a modo de manta
por encima.
No
disponían de mesas, comían sentados o
reclinados en el suelo, tomando la
comida de un recipiente común puesto
encima de la estera. Sólo en las casas
de los ricos son usadas las mesas en las
grandes ocasiones.
Las
vasijas son simples y de cerámica sin
revestimiento. En todas las casas había
platos, escudillas, ollas, jarras para
el aceite y el vino, lámparas de aceite.
Como cubierto sólo utilizaban el
cuchillo, ya que empleaban los dedos y
el pan a modo de cuchara para comer.
La
iluminación
Las
casas, como ya hemos visto más arriba
disponían de una angosta puerta y una o
dos pequeñas ventanas, esto hacía que la
estancia fuera oscura. La lámpara de
aceite, por tanto, era un lujo
necesario. Cuando el sol se ponía la
puerta de la casa se cerraba y las
lámparas permanecían encendidas hasta
que volvía a entrar la luz del nuevo
día. El dormir sin luz se consideraba
como un signo de extrema pobreza. Decir
que se había apagado la lámpara de
alguien era significar la pobreza de la
familia.
La
principal forma de iluminación era por
medio de lámparas de aceite; también y
por influencia romana es utilizada la
linterna romana, especie de farol
realizado en barro cocido.
Las
lámparas eran recipientes de aceite que
se hacían arder por medio de una mecha.
Las más antiguas son de barro
añadiéndose luego las de bronce, bien
podían ser abiertas o cerradas,
recibiendo el nombre de "lychnos" entre
los griegos y de "lucerna" entre los
romanos.
Las de
barro cocido tienen forma redonda u oval
con asa y uno o más picos si están
cerradas o con los bordes algo ondulados
si son abiertas, éstas son también
llamadas "lámparas platillo" y son las
más antiguas.
En la
época de Herodes lo más extendido era el
"candil romano", pequeña lámpara de
arcilla redonda y aplastada con pico en
el cual se fijaba una mecha de lino u
otro material (como la de la imagen).
Las
lámparas de pie eran ya de uso común en
las casas de clase pudiente y en el
Templo. Tenían diferentes alturas; entre
ellas podemos mencionar la
Menorá del
Templo de Jerusalén (lámpara de siete
brazos) y la
Janucá (nueve brazos) que
era empleada en la Fiesta de las
Luminarias.
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