El kethoneth hebreo no se sabe a ciencia cierta cómo era, ya que en ninguna parte de las Escrituras se describe este tipo de túnica. Sólo sabemos que servía indistintamente para hombres y mujeres. En Génesis 37:3, 23; 2º Reyes 13:18 se trata de una túnica de passïn (por doquier); pero no tenemos ningún medio de saber de qué clase era. Probablemente consistía en una pieza de tela más larga que ancha con la que se cubría la persona, sin más lazos que las diferentes vueltas que se daban alrededor del cuerpo, por donde se ve que la túnica era en su origen una simple capa más que un vestido propiamente dicho.

Algunos pueblos de Africa usan unos cobertores de lana que les sirven de vestido completo de día y de cama y manta de noche. Es una vestidura incómoda para trabajar ya que se descompone y se cae a menudo por lo que se suele usar un ceñidor cuando hay que trabajar. De ahí la expresión alegórica "ceñirse los riñones" tan repetida en la Biblia (Lucas 17:8; Hechos 12:8; Efesios 6:14; 1ª Pedro 1:13, etc.). Todas estas expresiones pueden darnos alguna señal de este vestido, el modo de llevarlo y el uso que siempre se hizo de él.

A veces se llevaban dos túnicas, particularmente en tiempo de frío y en los viajes siempre se tenía una de repuesto para mudarse. Calmet (historiador de esta cultura) afirma que "la túnica de los hebreos solía no tener costura y se trabajaban en el telar. Tales eran las de los sacerdotes y la de nuestro Señor Jesucristo (Juan 19:23)".

Se sabe, eso sí, que se hacían de lana o de pelo de cabra; las realizadas en lino o seda, llamadas sâdin, estaban más trabajadas y posiblemente a ellas sólo tuvieran acceso las clases pudientes. Tanto hombres como mujeres se cubrían la cabeza con un turbante o tela que caía sobre los hombros y se sujetaba a la cabeza mediante un cordón.

Se calzaban con sandalias hechas de una suela de cuero, madera o trenzada de esparto, que se fijaba al pie mediante correas; a veces tenían un talón reforzado.

Los tintes se conseguían a partir de almendras para el amarillo, de raíces para el rojo, de moluscos para el azul y el púrpura, etc.

 

© M. Victoria Ródenas Guijarro